YO ENDURECÍ EL CORAZON DE FARAÓN

YO ENDURECÍ EL CORAZON DE FARAÓN


En la porción de la Torah de esta semana (Bo), nos encontramos con una de las escrituras más confusas de toda la Biblia. Si Yahweh le da al hombre libre albedrio, entonces ¿Por qué dice El que El endureció el corazón de Faraón? Es una pregunta justa, que es fácilmente respondida cuando vemos las cosas en su lenguaje original. Veamos.
Éxodo 10:1
“Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Preséntate a Faraón, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para mostrar estas señales Mías en medio de ellos,”
¿Puede ser Faraón realmente culpado por resistir el mandato del Creador de dejar ir a Su pueblo si, de hecho, para empezar, el Creador es el que está forzándolo a el a que se resista? Ciertamente parece como truco cruel. Pero, ¿Es eso lo que realmente está pasando? ¿Este Dios, en realidad, cambiando el corazón de Faraón de manera que Él pueda demonstrar Su poder en Egipto? Ciertamente parece de esa manera cuando es leído en las biblias en Español o en Ingles, pero la verdad detrás de este verso va mucho más allá de lo que en el Español implica. Cuando vamos al Hebreo original, vemos una figura muy diferente.
Antes de que nos sumerjamos en el contexto y el trasfondo lingüístico de la palabra “endureció” en Hebreo, es importante conocer un poco acerca de cómo los antiguos egipcios veían el corazón. Este entendimiento nos ayudara a apreciar mejor lo que realmente está pasando aquí. Hablando teológicamente, los egipcios creían que cuando un hombre moría, su corazón era puesto en una balanza cósmica para que fuera pesado por los dioses. En su mente, si ellos tenían un corazón “liviano”, ellos tenían poco pecado para entrar al siguiente mundo. Si ellos tenían un corazón pesado, entonces ellos iban a la balanza con pecados en contra de los dioses. Los hombres obviamente querían un corazón liviano porque se trataba de su juicio. De hecho, de acuerdo a un comentario que leí, un escarabajo hecho de piedras preciosas era colocado en el pecho del cuerpo momificado para asegurarse de que el corazón de la persona era declarado inocente ante a los dioses.
La expresión idiomática egipcia “duro de corazón” era una buena cosa en su cultura porque denotaba fuerza, resolución, y un liderazgo de autocontrol. Para el Faraón tener un corazón duro demostraba que él no era movido por las palabras de simples mortales, aun cuando ellos amenazaban su reino. En el lenguaje de hoy, podríamos decir que la persona tiene un corazón duro y que no es débil. En otras palabras, alguien con un corazón duro es alguien que no desfallece, que no es fácilmente influenciado cuando una crisis lo golpea. Todos los buenos líderes tienen esta característica. Cuando suena la alarma de incendio usted no quiere que su líder sea el que esta como cobarde llorando en una esquina. Usted quiere alguien que no se acobarde, alguien que es capaz de analizar la situación y llevar a otros a un lugar seguro. En la cultura egipcia esa resolución es un “corazón duro”. Aplacar un combatiente enemigo es mostrar debilidad y falta de liderazgo. Es en este contexto que agarramos nuestra pala de la lingüística para remover la primera capa del sucio Ingles para exponer la raíz Hebrea.
En el Hebreo, la palabra detrás de “endureció” es “kabed” Esta es una palabra fascinante para ser usada en este contexto porque literalmente significa “pesado” A través de la Biblia tiene una connotación de que algo es difícil, gravoso, o pesado. Es usado por primera vez en Génesis 12;10 cuando la Escritura dice que “la hambruna era kabed (pesada/severa) en la tierra” El lado más interesante de esta palabra es que es la misma palabra de tres letras que es usada para la palabra “honor” en el español, como en el quinto mandamiento “honraras a tu padre y a tu madre.” Kabed no solamente significa pesado sino que también significa “honor, glorificar, glorioso” Cuando las Escrituras hablan acerca de “peso de Su gloria”, están usando la palabra kabed. Cuando decimos que “Su presencia era pesada en este lugar hoy” el hebreo para “pesada” seria kabed. Su gloria (kavod) es pesada (kabed). Ambas palabras son deletreadas idénticamente: kaf, beit, dalet.
En Hebreo, honrar a alguien es ponerle peso a las palabras. Si alguien no es honrado, entonces sus palabras no tienen peso. Vemos este concepto en el hebreo pictográfico antiguo, donde cada letra era originalmente una figura. La letra kaf era originalmente una palma de la mano doblada que ungía. La letra beit literalmente significa “casa”. Y la letra dalet era una puerta. Cuando usted pone todo eso junto, kabed significaba “ungir la casa es crear una puerta abierta.” En otras palabras, cuando bendecimos a otros y a sus casas, Dios crea una puerta abierta para nuestras vidas. Esta es la verdadera definición de honrarnos unos a otros, y honrar a Yahweh mismo.
Pero volvamos al corazón de Faraón y veamos como todo se aplica. La llave para comprender como Dios puede kabed el corazón de Faraón es de hecho encontrado en unos capítulos anteriores, en el Capítulo 7.
Éxodo 7:22
Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el Yahweh había dicho.”
Podemos ver del pasaje anterior que una vez que Faraón se dio cuenta que sus magos de la corte podían replicar la plaga, él estaba aún más resuelto en su posición de no ceder a las demandas de Moisés. Recuerde, este Moisés era un miembro adoptado de la casa de Faraón. El está desafiando la autoridad de Faraón, la cual estaba rozando la fuerza centrífuga de su orgullo, algo con lo que ningún líder maneja muy bien el día de hoy. Entonces la verdad es que el “corazón” de Faraón se ve muy claro en esta Escritura aun antes de que Yahweh lo “endurezca”. El no le iba a permitir a estos hebreos que lo hicieran quedar mal.
Cuando finalmente llegamos al principio del capítulo 10 donde Yahweh finalmente dice que El “endureció” el corazón de Faraón, todo lo que Yahweh está haciendo es honrando lo que Faraón quiere: ser fuerte y no dejar que lo venza Moisés. Dios simplemente le estaba permitiendo tener lo que él quería. No había ningún punto en el cual Faraón estuviera remotamente contemplando dejar ir a los Israelitas. Hacer eso sería completamente humillarse a sí mismo en frente de todo Egipto. El no tenía intención de permitir tal circo en el cual el seria el payaso. La Escritura dice que el corazón del hombre está en la mano de Yahweh y que Él puede moverlo como Él lo decida. En otras palabras, si Yahweh hubiera querido, Él hubiera podido influenciar a Faraón para tener un cambio de corazón, pero en lugar de eso, El escogió apartarse y dejar que Faraón siguiera su camino. El “honró” el verdadero deseo de su corazón.
PARA NOSOTROS HOY
¿Con cuanta frecuencia Dios nos da lo que queremos porque estamos “empeñados” en hacer las cosas a nuestra manera? Yahweh no es un Dios que impone Su voluntad sobre nosotros o nos fuerza a hacer lo que Él quiere que hagamos. El sigue nuestro paso en virtualmente casi todos los casos. Él nos permite tener libre albedrio, y ese es parte del trato. Si nosotros lo queremos hacer, El simplemente lo permite y nosotros tenemos que lidiar con las consecuencias de nuestras decisiones. Él va a “honrar” nuestros corazones. La clave es orgullo. El orgullo es lo que previene al Creador que invada nuestro espacio. El no compartirá una morada con alguien que está lleno de orgullo. Es la misma razón por la que Lucifer fue echado del cielo. Yahweh perfectamente pudo haber destruido este arcángel que una vez fue glorioso, pero El decidió “kabed” (honrar) y hacer pesado el deseo de su corazón. Destruyendo el arrogante traidor, o Faraón en este caso, hubiera mostrado demasiada misericordia para el nivel de sus pecados. Al permitirles tener lo que querían, lo cual termina con uno de ellos siendo echado en el mar de fuego el otro siendo echado al mar de agua, es una castigo mucho más grande para tal pecado más que destruirlos a ellos. Dios es bien paciente. Él se sienta y nos permite que escojamos nuestros propios caminos, dándonos suficiente tiempo para arrepentirnos y honrando nuestras decisiones, ya sea para bien o para mal.
EL CAMBIO DE CORAZON
Yahweh tiene la habilidad de cambiar el corazón de los hombres, ¿No es así? Entonces, ¿Cómo hace esto si acabo de decir que El honra las decisiones de nuestro corazón? Excelente pregunta. ¿Recuerda que la clave es el orgullo? Eso es exactamente lo que quiero decir. Cuando no tenemos un espíritu humilde y no le damos espacio a Yahweh para que influencie sobre nosotros, El está afuera de nuestros corazones. Pero cuando estamos abiertos a la corrección y le damos permiso al Creador de cambiar nuestros corazones como Él lo desee, El honra eso, también. El honra y fortalece cualquiera que sea nuestra posición.
Es por esta razón que un hombre que dice que sigue al Dios de la Biblia debe de tener siempre una posición de humildad de que talvez esté equivocado en una situación y estar abierto a revertir su posición, permitiéndole al Creador mover su corazón. Faraón no tenía planeado revertir su decreto real y dejar ir al pueblo de Yahweh. Desafortunadamente, él se parece bastante a nosotros hoy en día. Toma una gran calamidad para finalmente abrir nuestros ojos y corazones a la idea de que puede ser que estemos equivocados en una situación y aceptar la idea de que necesitamos darle espacio a Yahweh que se mueva en nosotros. Cuando el primogénito de Faraón se murió en sus brazos, el finalmente se humilló y se quebrantó lo suficiente para dejar ir a los Israelitas. Increíblemente, poco después de que ellos se fueron, el corazón de Faraón cambió de una quebrantada humildad a uno lleno de enojo y que buscaba venganza. Su orgullo se convirtió en su certificado de muerte.
Esta historia nos enseña que necesitamos estar dispuestos a estar equivocados para estar en lo correcto. Con demasiada frecuencia, tomamos la posición rígida de Faraón y no le damos espacio al Creador de que se mueva en nuestros corazones y que cambie nuestras posiciones. Luego desde nuestra perspectiva, nuestros corazones se endurecen aún más porque nosotros deducimos de que si estábamos, de hecho, equivocados. Dios nos cambiaria. El problema es que si nunca vamos a Él y nos humillamos nosotros mismos, tomando la posición de que talvez estemos equivocados pero deseamos estar en lo correcto, Él no tiene autoridad para invadir nuestro espacio.
QUE HACER CON LOS FARAONES
Entonces, ¿Qué hacemos cuando nos encontramos con alguien que está actuando como Faraón? ¿Qué hacemos cuando la gente tiene algo que nos pertenece así como lo hizo Faraón? ¿Qué hacemos cuando alguien está en contra de nosotros, o ha tomado una posición de Faraón de que “tu estas equivocado y yo estoy en lo correcto”? La primera cosa que tenemos que hacer es admitir frente al Creador de que estamos abiertos a la posibilidad de que estamos equivocados y dar permiso para que el Espíritu invada nuestros corazones y nos mueva en la dirección que El desea. Este es el punto de Yeshua cuando nos dice en Mateo Capitulo 5:43-48 que oremos por esos que nos persiguen, nos odian, o nos tienen rencor. Sus corazones puede que estén endurecidos y, como Faraón, no tengan espacio para que el Creador los invada, pero la oración del justo puede mucho. Cuando nos ponemos en la brecha por alguien, estamos tomando su lugar pidiéndole al Padre que abra sus corazones y sus ojos al corazón de Dios. Le damos el permiso al Espíritu para invadirlos y que cambie sus corazones. Este es el verdadero poder de la oración. Cuando creemos que alguien ha sido endurecido en una situación y nos apartamos de ellos y maldecimos su existencia, anulamos el poder de Yahweh en estas situaciones y estamos condenándolos en su pecado. Esto, en retorno, esta sobre nosotros porque Él nos dio el poder para ayudarlos a través de la oración. Él dijo que “el que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado” (Santiago 4:17). Cuando sabemos que estamos supuestos a orar por bendiciones sobre nuestros enemigos pero no lo hacemos, le estamos permitiendo a los Faraones que existan en nuestra tierra cuando realmente tenemos el poder de interceder por ellos por compasión para sus futuros eternos y podemos posiblemente despertarlos de su estupor de orgullo.
Al final, el Padre desea que todos seamos salvos y de que tengamos corazones humildes ante El. El desea llevarnos a nuestro destino final y a nuestro máximo potencial. Desafortunadamente, muchas veces tomamos la posición de Faraón pero no nos damos cuenta de que lo estamos haciendo. Después de que todo se ha dicho, nosotros deberíamos de siempre estas dispuestos a estar equivocados para poder estar en lo correcto (con Dios). Estas son las acciones de un hombre sabio. Aun un paracaidista siempre lleva un paracaídas de reserva en su mochila por si acaso uno falla. Dele al Padre espacio para que invada su corazón y le suavice sus posiciones de línea dura. El hombre humilde que es encontrado que está equivocado en su posición retiene su dignidad, pero el hombre orgulloso que es encontrado que está equivocado en su posición de línea dura, se convierte en un tonto.
Shalom!
Jim Staley

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